miércoles, 14 de diciembre de 2011

Certamen de literatura Agora Portals



Martes 13
Ya había llegado el invierno, y con él, el frío, la nieve y la navidad. Las calles estaban llenas de nieve y decoradas con luces. Yo, Carlos, la noche del martes 13 de diciembre de 2011 salí a pasear con mi perro, y fue cuando me enteré de que el martes 13 era un día de mala suerte.
Todo empezó al bajar en el ascensor, nos quedamos encerrados sin poder salir durante treinta minutos, veinte y cinco de los cuales estuve tocando como un loco el botón de la campana, y mi perro, llamado Max, no paraba de ladrar porque le asustaba el ruido de la campana y porque tenía unas ganas tremendas de salir. Pasados veinticinco minutos los bomberos lograron rescatarnos del ascensor.
Una vez fuera, nos fuimos a pasear, Max necesitaba salir a la calle después de estar tanto tiempo encerrado en dos metros cuadrados. Estaba tan desesperado que me tiró tanto de la correa que se soltó y se fue corriendo, intenté correr tras él, pero me fue imposible alcanzarlo y le perdí  la pista. Caminé por toda la ciudad para encontrarlo, pero no tuve suerte.
Por si no fuera poco el haber perdido a mi perro, la policía me detuvo al confundirme con un mafioso italiano. Me trasladaron a la comisaría, allí me tomaron las huellas dactilares y fue entonces cuando me confundieron con un famoso mafioso italiano. Me metieron en un furgón blindado y me trasladaron al aeropuerto para llevarme a Italia escoltado por la policía italiana con grandes medidas de seguridad. No paraba de decir que yo me llamaba Carlos, que vivía en Palma y que estaba paseando cuando perdí a mi perro pero no me creyeron.
En cuanto aterrizarnos en el aeropuerto de Roma, en Italia, me metieron en un coche y me trasladaron a la prisión escoltado por varios agentes motorizados a ambos lados del vehículo. La gente que me veía pasar nos saludaba pensando que yo era un famoso, nada más lejos de la realidad, al que saludaban era a un mafioso que era conducido a una cárcel de alta seguridad.
Lo primero que hicieron fue desnudarme y darme un uniforme diferente al de los otros reclusos, para que los funcionarios supieran que me tenían que vigila constantemente. Allí donde iba, siempre había un funcionario que me seguía hasta llegar a la celda. La celda estaba llena de cámaras de vigilancia por todas partes.
Los primeros días fueron muy duros, por el hecho de estar encerrado sin poder ver la luz del sol y, sobre todo, por la violencia que había a mi alrededor, una día asesinaban a un preso, otro intentaban atacar a los guardias. Todos los días registraban las celdas, incluso con perros. Fue entonces cuando me acordé de Max y de mi familia, lo mal que lo estarían pasando buscándome como locos, al haber desaparecido y no tener de mí ninguna noticia. En ese momento me puse muy triste y empecé a llorar, aún así nadie me hizo el menor caso, me dejaron solo en la celda y me dormí llorando.

Al día siguiente me hice amigo de un recluso, llamado Adriano. Lo habían encerrado por haber matado a cinco personas. Entonces le pregunté por qué lo habían encerrado en esta cárcel y me respondió que lo habían encerrado allí porque era un militar experto en armas y espionajes, es decir que podía fabricar un arma con cualquier cosa. Fue entonces cuando me preguntó qué había hecho yo para que me hubieran encerrado en la cárcel de alta seguridad. Le conté mi historia, desde el principio, le hablé de mi vida, mi trabajo, mi familia y de mi perro y de lo mal que lo estaba pasando por la equivocación cometida. Fue entonces cuando me dijo que no me preocupara que en pocos días me sacaría de allí. Había tramado todo un plan para poder escaparse de la cárcel justo el día 31 de Diciembre.
Me explicó que tenía unos planos de la prisión escondidos en su habitación y que también tenía los horarios de los funcionarios, la fuga estaba planeada hacía ya unos años, ya que llevaba encerrado más de quince años. Me explicó todo su plan y las razones por las que había elegido el día 31 ya que era un día en el que solo había cinco funcionarios en la prisión y a las doce de la noche no había ninguno de ellos vigilando las cámaras.
El día 30 empezamos a preparar todas las cosas, el cogió bandejas del comedor y fabricó quince cuchillos muy afilados y una copia perfecta de la llave que abría casi todas la puertas, las otras las teníamos que conseguir robárselas a los funcionarios. Él lo hizo todo porque yo no podía hacerlo porque tenía un funcionario pegado a mí en cada momento, en ese momento caí en la cuenta de que yo no podía ayudarle a preparar nada porque estaba constantemente vigilado por un guardia, se lo comenté en la cena y me dijo que lo mataríamos antes de salir.
Al llegar el 31 yo estaba un poco nervioso sobre todo porque sabía que tendría que matar a algún funcionario, al caer la noche nos pusimos en acción, y por suerte no tuve que matar a ningún funcionario pero Adriano mi amigo sí que lo tuvo que hacer. Al final logramos salir de la cárcel.
Cuando llegué a España, todos me buscaban, me tenían como desaparecido, cuando llegué le conté a todo el mundo lo que había pasado y el gobierno español solucionó todos los conflictos con el gobierno italiano.
Después de todo ese rollo que había pasado me enteré de que el martes 3 era un día de mala suerte, pero para mí no lo fue del todo porque Max estaba con mi madre en casa, al verme se puso muy feliz. Espero que nunca más me pase lo que me ha pasado este mes.


Tomeu Jaume Tomás                                       3ESO G Miss Vicens

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